La eficiencia energética es el arte de usar la menor cantidad posible de energía para conseguir la satisfacción de nuestras necesidades de luz, calor, frío y comodidad en general. Es como dar de cenar bien a muchas personas usando una cantidad limitada de provisiones, algo que los cocineros habilidosos consiguen fácilmente.
En pocas palabras, eficiencia significa “conseguir mucho con poco”, porque trata de cómo usar los menores recursos posibles para conseguir el máximo efecto.
Podemos conseguir eficiencia mediante la tecnología avanzada (cambiando una lámpara convencional por un LED) o bien mediante el sentido común, acercando la luz al periódico que está leyendo una persona en una habitación. En ambos casos conseguimos lo mismo: un periódico bien iluminado, y un lector satisfecho.
La eficiencia energética es fundamental para conseguir un mundo sostenible. La razón es que fabricar y distribuir energía (en forma de electricidad, gas, leña o calor útil) resulta caro y tiene un fuerte impacto sobre nuestro medio ambiente. Pueden existir “islas” contaminadoras y derrochadoras de energía, pero son insostenibles a largo plazo. La eficiencia energética facilitará que toda la humanidad disfrute de unas condiciones de vida dignas y saludables, sacando el mayor partido posible de la energía.